Archivo por meses: May 2014

Dictadura, empacho y chantaje. El boom de la psicología positiva.

«Se van a pelear… mi pseudociencia y tu paladar» Eduard Punset previendo el hartazgo.

«Los chakras se liberan a hostias» Deepak Chopra en su primera frase realista.

En mi opinión existen dos tipos de infelices, el infeliz realista y el infeliz idiota. El infeliz realista es consciente de sus genes y de sus circunstancias. Tiene una ética de supervivencia, pasa de «amenazas fantasmas», y defiende lo poco que tiene como si hubiera venido el Mad Max. No son/somos recuperables, pero no vamos a peor. El infeliz idiota, sin embargo, es una especie que retroalimenta su infelicidad, intentando escapar de ella. Como en el mito de Sísifo, empuja una gran piedra y cae rodando montaña abajo sufriendo contusiones cada vez mayores. La pseudociencia positiva se alimenta de la cara más omnipresente de la naturaleza humana, el ego. La analizaremos aquí:

Premisa 1. El gran caramelo. «Si piensas en positivo, triunfarás».

Toda pseudociencia, ideología o religión, debe fundamentarse en promesas, a falta de verdad o base epistémica alguna. La gran promesa de la psicología positiva indaga en el narcisismo herido, característica de todo ser humano. Una de las cosas que más impronta deja en el ser humano son las grandes frustraciones. Adular al cliente (las cosas por su nombre) de la psicología positiva, diciéndole que lo tiene todo en su haber, es más poderoso que el hablar con Dios, o conocer las bases de la «conspiración mundial». Las supuestas bases en este aspecto están muy en solfa, cuando no, evidentemente negadas, por la psicología científica. La resignación no impide las opciones, limita unas para centrarse en otras. Lo cual, es la actitud más inteligente y evolutiva que existe.

Premisa 2. Poderes mentalistas. «Depende de tí».

Sorda a cualquier estudio biológico, científico, genético y neurológico, la psicología positiva es aislacionista. Para el psicólogo positivo, debes seguir el método que te vendan, esa es el único obstáculo hacia la felicidad. Lo ignora absolutamente todo, hace borrón y cuenta nueva, en unas circunstancias predeterminadas. Sin duda una imprudencia digna de un Premio Darwin.

Premisa 3. Excluye a tus «enemigos». «Todos menos yo».

«El 99,9% no lo consigue, pero yo lo conseguiré» «Voy pa ministro» «Yo controlo» Si algo inherente a la naturaleza humana, más incluso que el olor de ciertas partes del cuerpo, es lo que yo llamo «fantasmismo», consiste en una fábula de invencibilidad, que nos convierte en pequeños superhéroes. A cierta edad todos vamos a ser futbolistas, cantantes y todo lo relacionado. La psicología positiva hace las veces de lavativa lingüistica a personas demasiado altivas. Lo cual se parece horriblemente al mensaje de las sectas. «Tú puedes» «No dejes que te arruinen la vida» «Los demás son tóxicos» Mensajes que te permiten colocarte por encima de todos los «desgraciados» que no se han sometido a tu lobotomía. Además de a las sectas, el mensaje «Todo el que no triunfa, es porque se lo merece» está vehementemente conectado con la infraética del capitalismo salvaje. La psicología positiva no lucha por la comprensión de los demás, sino que avanza hacia la exclusión.

Premisa 4. La dictadura de la sonrisa. «Por qué no sonríes, indeseable».

Todo lobotomizado por la psicología positiva, en su eterna amargura, carga y proyecta contra los que exteriorizan su tristeza o su pesimismo. No se contenta con intentar engañarse, sino que impone sus creencias. El fanatismo y la intolerancia de los recién conversos, estalla cual revuelta Almohade, en la península de la verdad. Territorios que antes eran científicos han estallado por el temor al estigma. Educación, sociología y prácticamente cualquier ciencia social, se han convertido en el paraíso de la hermenéutica neoliberal.

Consecuencia. Doblemente jodidos. «Tus ganas de vivir me horrorizan».

Sin duda, intentar alcanzar una quimera sin lograrlo, causa más infelicidad que renunciar a ella. Vivimos en las sociedades de la infelicidad, a pesar de los supuestos avances de la psicología.

 

Sírvase usted mismo.

¿Quiere una ración del Aspañó PPollo a la Pantoja? ¿Un plato de cenizas deconstruídas de socialdemocracia? ¿Le gusta desayunar chocotroskos de Podamos? ¿Una ensalada de despropósitos izquierdistas y milagrosamente unidos? ¿Una FACHA de CERDO que ya es VOX populi entre nuestros clientes? No se preocupe, el Bar Bitas, le invita a participar del suculento manjar de la democracia. Podrá pedir la luna y le serviremos un pedazo de mierda en recuerdo de que ahí había servicios sociales, empleo y esas gilipolleces. Le atenderá un antipático caballero en la mesa a la voz de «mete ya el puto voto», y lo mejor de todo, cuando salga podrá decirles a todos sus amigos que ha votado al mismo partido que ellos.

Sean testigos de la estupidez humana en directo. Cuando el sabio apunta al defecto Halo, los idiotas 2.0, a McDonalds.

Probablemente, uno de los momentos del día donde siento más psicoterror, angustia, y desordenado pánico, es cuando leo comentarios de Internet. Cuando alguien dice una mamarrachada tan terrible, que ni un Orwell alcohólico y alcoholizado, podría haber previsto, uno se consuela pensando que no pertenece a la «opinión pública», pero lo malo de Internet es que es como un Don limpio mezclado con lejía corrosiva, no engaña.

Si la «élite» de este país, individuos ricos, con formación universitaria y preuniversitaria, jóvenes, con la suficiente inteligencia para verter su opinión en un foro sin vergüenza (entrando en harina, de esto trata este post), toman la brillante determinación, de corear consignas estúpidas y delirantes, o, en el caso que nos atañe, de usar la psicología únicamente para criticar causas que salen en la tele, uno tiene el diagnóstico claro, OTRA GENERACIÓN PERDIDA.

Es aquí de los aquíes, cuando busco «efecto halo» y me salen sólo 30 encabezamientos, el 75% de ellos, de páginas web de recursos humanos (Cuando decir la verdad da dinero, ya se sabe…). Justin Bieber, con sus patéticas mojabragas, y sus igualmente patéticos detractores, puede haber encabezado cerca del millón de títulos. Pero esa ha sido otra muestra de estupidez humana que ni regalada de las muchas que atañen nuestro día a día. Vamos al grano:

Según Parodia de la frikipedia:

«El efecto halo se refiere a un sesgo cognitivo por el cual la percepción de un rasgo particular es influenciada por la percepción de rasgos anteriores en una secuencia de interpretaciones. Por tanto, si nos gusta una persona tendemos a calificarle con características favorables a pesar de que no disponemos de mucha información sobre esa persona. Este efecto se da en muchos ámbitos de la vida cotidiana, incluyendo en las aulas y en procesos judiciales. El nombre de efecto halo fue acuñado por Edward L. Thorndike; investigadores posteriores han estudiado este efecto y su relación, en especial, con el atractivo físico dada su relevancia en el sistema educativo y en procesos judiciales.»

Según se puede leer entre líneas, esto tiene un papel de vitalísima importancia en la sociedad humana y es el adalid de toda discriminación.

Un bloguero llamado Sergio Parra, al que a priori no identifico con estupidez ni malas intenciones, publica una entrada, hablando de él. Todo correcto, pero los lectores de tal blog de ciencia, supongo equiparables a los de la Muy Interesante, no relacionan el «efectito» con la discriminación, la justicia, la lucha de clases, o cualquier mal del mundo. Apuntan altísimo, los curas pederastas, y Mc Donalds. En efecto, no se habla más que de esos dos temas. Otro lisiado intelectual dice que esto no nos afecta «porque ya somos mayorcitos», tal vez sea el más coherente dentro de la brutal incoherencia de sus compañeros de desgracia, razón cero por supuesto.

Esperaba ver una sola referencia a los discapacitados, los delincuentes que ya han pagado por sus penas, los feos, los gitanos…. Pero parece que nadie está dispuesto a reconocer su propia estupidez, vuelcan a favor o en contra de empresas, o los curas pederastas. La escuela Telecinco ha hecho muchísimo daño, un daño monstruoso, que el 90% de las personas en España hablen de las orgías, los juegos de rol, los curas pederastas, José Bretón, Belén Esteban… y demás temitas de irrelevante trascendencia, y callen con los bancos subvencionados, la evasión de impuestos, o la discriminación, merece dos oles, pero en vez de con capote y a distancia, con bate de béisbol y sobre las cabezas de los desgraciados que votan a los políticos.