Dictadura, empacho y chantaje. El boom de la psicología positiva.

«Se van a pelear… mi pseudociencia y tu paladar» Eduard Punset previendo el hartazgo.

«Los chakras se liberan a hostias» Deepak Chopra en su primera frase realista.

En mi opinión existen dos tipos de infelices, el infeliz realista y el infeliz idiota. El infeliz realista es consciente de sus genes y de sus circunstancias. Tiene una ética de supervivencia, pasa de «amenazas fantasmas», y defiende lo poco que tiene como si hubiera venido el Mad Max. No son/somos recuperables, pero no vamos a peor. El infeliz idiota, sin embargo, es una especie que retroalimenta su infelicidad, intentando escapar de ella. Como en el mito de Sísifo, empuja una gran piedra y cae rodando montaña abajo sufriendo contusiones cada vez mayores. La pseudociencia positiva se alimenta de la cara más omnipresente de la naturaleza humana, el ego. La analizaremos aquí:

Premisa 1. El gran caramelo. «Si piensas en positivo, triunfarás».

Toda pseudociencia, ideología o religión, debe fundamentarse en promesas, a falta de verdad o base epistémica alguna. La gran promesa de la psicología positiva indaga en el narcisismo herido, característica de todo ser humano. Una de las cosas que más impronta deja en el ser humano son las grandes frustraciones. Adular al cliente (las cosas por su nombre) de la psicología positiva, diciéndole que lo tiene todo en su haber, es más poderoso que el hablar con Dios, o conocer las bases de la «conspiración mundial». Las supuestas bases en este aspecto están muy en solfa, cuando no, evidentemente negadas, por la psicología científica. La resignación no impide las opciones, limita unas para centrarse en otras. Lo cual, es la actitud más inteligente y evolutiva que existe.

Premisa 2. Poderes mentalistas. «Depende de tí».

Sorda a cualquier estudio biológico, científico, genético y neurológico, la psicología positiva es aislacionista. Para el psicólogo positivo, debes seguir el método que te vendan, esa es el único obstáculo hacia la felicidad. Lo ignora absolutamente todo, hace borrón y cuenta nueva, en unas circunstancias predeterminadas. Sin duda una imprudencia digna de un Premio Darwin.

Premisa 3. Excluye a tus «enemigos». «Todos menos yo».

«El 99,9% no lo consigue, pero yo lo conseguiré» «Voy pa ministro» «Yo controlo» Si algo inherente a la naturaleza humana, más incluso que el olor de ciertas partes del cuerpo, es lo que yo llamo «fantasmismo», consiste en una fábula de invencibilidad, que nos convierte en pequeños superhéroes. A cierta edad todos vamos a ser futbolistas, cantantes y todo lo relacionado. La psicología positiva hace las veces de lavativa lingüistica a personas demasiado altivas. Lo cual se parece horriblemente al mensaje de las sectas. «Tú puedes» «No dejes que te arruinen la vida» «Los demás son tóxicos» Mensajes que te permiten colocarte por encima de todos los «desgraciados» que no se han sometido a tu lobotomía. Además de a las sectas, el mensaje «Todo el que no triunfa, es porque se lo merece» está vehementemente conectado con la infraética del capitalismo salvaje. La psicología positiva no lucha por la comprensión de los demás, sino que avanza hacia la exclusión.

Premisa 4. La dictadura de la sonrisa. «Por qué no sonríes, indeseable».

Todo lobotomizado por la psicología positiva, en su eterna amargura, carga y proyecta contra los que exteriorizan su tristeza o su pesimismo. No se contenta con intentar engañarse, sino que impone sus creencias. El fanatismo y la intolerancia de los recién conversos, estalla cual revuelta Almohade, en la península de la verdad. Territorios que antes eran científicos han estallado por el temor al estigma. Educación, sociología y prácticamente cualquier ciencia social, se han convertido en el paraíso de la hermenéutica neoliberal.

Consecuencia. Doblemente jodidos. «Tus ganas de vivir me horrorizan».

Sin duda, intentar alcanzar una quimera sin lograrlo, causa más infelicidad que renunciar a ella. Vivimos en las sociedades de la infelicidad, a pesar de los supuestos avances de la psicología.

 

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